With the eggs on the neck
Sí amigos, me he tirado toda la tarde con un miedo de tres pares de cojones: mi iPod estaba dejando este mundo a pasos acelerados. A lo lejos se escuchaba el palpitar de su pequeño disco duro, en un último intento por arrancar. Pero era inútil. La batería entraba en la zona roja. Su vida se apagaba y yo me temía lo peor. Tras la pérdida de mi compañero, pensé que yo era el siguiente. Apenas seis meses junto a mí, acompañándome en interminables tardes de estudio, haciéndome olvidar lo jodidamente asquerosa que es la línea amarilla de metro de Barcelona...
Oh! Cruel destino, ¿por qué a mí?
Entre la incertidumbre y el pavor de la pérdida, he hallado la respuesta a mis plegarias: un alma gemela que me podía proporcionar la información que tanto anhelaba: como coño devolverle la vida al puto reproductor.
Tras muchos intentos y varios fracasos he conseguido adentrarme en "disk mode" y conseguir que mi pequeño vuelva a latir. No ha sido fácil, pero ya lo tengo de nuevo en el mundo de los vivos.
Nota para mí mismo: Cuando el aparatito diga:
No lo desconectes, es una amenaza: podrías volver a perder 30Gbs de música, vídeo y podcasts...
Oh! Cruel destino, ¿por qué a mí?
Entre la incertidumbre y el pavor de la pérdida, he hallado la respuesta a mis plegarias: un alma gemela que me podía proporcionar la información que tanto anhelaba: como coño devolverle la vida al puto reproductor.
Tras muchos intentos y varios fracasos he conseguido adentrarme en "disk mode" y conseguir que mi pequeño vuelva a latir. No ha sido fácil, pero ya lo tengo de nuevo en el mundo de los vivos.
Nota para mí mismo: Cuando el aparatito diga:

Etiquetas: relatos