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La buena fe

De Juana Chaos ha pasado veinte años en la prisión. Reducida por los beneficios penitenciarios que preveía la legislación anterior, se había computado y establecido una condena de dieciocho años por los crímenes que cometió. Pese a esto, continua en prisión preventiva, pendiente de la resolución definitiva del procedimiento abierto por el contenido de dos artículos publicados en el diario Gara. La Audiencia Nacional española considera que, con estos artículos de opinión, De Juana Chaos ha cometido delitos de amenazas terroristas y lo ha condenado a 12 años de prisión. Como protesta por esta decisión, De Juana Chaos ha optado por hacer huelga de hambre hasta las últimas consecuencias.

El estado de derecho (como tantas veces se repite como si fuera una campaña publicitaria) no prevé la pena de muerte ni la cadena perpetua. De la misma forma continúa prohibiendo la eutanasia. Me guiaré por la buena fe i supondré que el estado de derecho no ha dejado de confiar en sus leyes i continua no queriendo aplicar la cadena perpetua o la pena de muerte. Guiado por la buena fe, consideraré que los motivos políticos no hacen que la eutanasia sea legal. Supondré, también movido por la buena fe, que el contenido de los artículos publicados por De Juana Chaos son bastante explícitos y claros para mantener en prisión a una persona en riesgo de morir. Me gustaría pensar que, en el estado de derecho, hay libertad de expresión y que, en este caso, así como el de Egunkaria o el del actor Pepe Rubianes por nombrar algunos, hay indicios suficientes para procesar los responsables (en caso contrario, todos hubiéramos levantado la voz, como es costumbre, cuando hay episodios de falta de libertad de expresión lejos de estas costradas, pongamos por caso Marruecos, Cuba o Turquía). La buena fe me impulsa a pensar que en el estado de derecho la justicia es igual para todos y que realmente hay independencia judicial; que las declaraciones del ministro de Justicia, López Aguilar, en que afirmaba: 'el gobierno construirá nuevas imputaciones para evitar dichas excarcelaciones', refiriéndose al caso de De Juana Chaos, no han influenciado la sentencia judicial.

Alguien decía: Hechos, no palabras. Pues David Fernández, en su libro 'Cróniques del 6 i altres retalls de la claveguera policial', nos informa de los siguientes hechos: el ex general de la guardia civil y miembro destacado de los horrores de Intxaurrondo, Enrique Rodríguez Galindo, fue condenado a 75 años de prisión por el asesinato de Lasa y Zabala y tan solo cumplió poco más de 4 porque alegaba problemas de salud. Julen Elorriaga también fue excarcelado por motivos de salud; condenado a casi 80 años de prisión por los mismos motivos solo cumplió un 3% del a condena. De la Rosa, después de estafar a toda España, gracias a una depresión puede disfrutar de un generoso régimen de tercer grado. Rafael Vera, después de ser condenado a 10 años de prisión por el secuestro de Segundo Marey, reivindicado por los GAL, solo pasó 8 meses recluido por esa causa... David, en su libro, habla básicamente de torturas y torturadores, de como la justicia muestra diferentes grados de severidad según el acusado, de como funciona la maquinaria informativa para criminalizar determinadas disidencias, de como la policía crea las pruebas necesarias para imputar a alguien cuando interesa políticamente, de como el gobierno no quiere escuchar los informes del Relator Especial para la Cuestión de la Tortura de les Naciones Unidas o de organismos como Amnistía Internacional, que aseguran que en este estado de derecho es tortura.

Pero también resulta, ahora, que la fiscalía de la Audiencia Nacional pide que el archivo del caso Egunkaria: no hay pruebas. Resulta que el noviembre del 2004 el Tribunal de Estrasburgo condena el estado español por no 'haber investigado' las torturas denunciadas, 12 años antes, por 17 independentistas catalanes; hacía falta callar las voces discordantes durante los Juegos Olímpicos. Resulta también que, el noviembre del 2005, Zapatero indulta 4 policías locales de Vigo, inhabilitados y condenados a 2 y 4 años de prisión por haber apalizado, insultado y vedado al ciudadano senegalés Mamadou Kane. Y resulta que Aznar había hecho igual el diciembre del 2000: 14 agentes condenados por torturas (uno de estos reincidente), indultados.

Y resulta que... Estoy hecho un lío. Muy a menudo este estado de derecho tiene partes oscuras que me hacen dudar. Todo esto huele a hipocresía. Y tanta hipocresía hace que se te agote la buena fe.

Oleguer Presas, futbolista

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