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Esas pequeñas cosas

Once de la mañana los primeros acordes de 'La lambada' suenan en mi despertador.

Mientras mi sistema digestivo intenta luchar contra los últimos batallones de alcohol de garrafón que circulan por mi cuerpo, acondiciono mi pelo Pantene con una tibia ducha.

Después de media hora buscando por los rincones más inverosímiles de la casa, encuentro en el altillo de un armario unas bolsas de basura con lo que buscaba.
-¿Qué haces con esas bolsas?- grita mi madre - Eso es ropa para el tercer mundo!!
Cojo las dos prendas deseadas y evito responder.

Minutos después salgo de mi casa, con un objetivo, con una misión que cumplir.
- Volveré para comer, mama!


Y es que hoy tenia un plan. Un plan madurado durante la noche de ayer.
Fue justo cuando pedía mi cuarta copa. Una camarera suramericana me preguntó:
- Qué te pongo?
- Ponme un Gintonic... NO! mejor ponme un vodka-red bull, nen!

Ese cambio, inesperado, de repente, pam, un volantazo a mi monótona vida. Sin motivo alguno. ¿Por qué? No lo sé, nadie lo sabe. Quizás fue el destino.

Durante los minutos que duró aquella copa de jarabe comercial en mi mano comenzó la gestación de 'el plan', una idea ilusionante.

Una vez madurado se lo comenté a una amiga.
- Mira, mañana me levantaré pronto, me pondré mi chándal, compraré el As y me iré a lavar el coche al Makro. Que dices? Te apuntas?
Su cara indescriptible al principio, se transformó en carcajada instantes después.

Se lo comenté a más gente... Nadie aceptó mi invitación.


Ahora, una vez cumplido el objetivo, soy feliz.
Hoy la vida agacha la cabeza cuando le miro fijamente a los ojos, ha perdido.
Hoy he encontrado el camino.
A veces necesitas tocar fondo para tomar impulso y volver a estar arriba. Sin duda pedir un vodka-red bull es tocar fondo.
Pero salir resacoso un sábado por la mañana con un pantalón de chándal viejo, dejar el coche en doble fila mientras compras el As, ir al Makro de Badalona, lavar el coche, mirar los niveles de aceite... Esas son las pequeñas cosas que te hacen volver a subir, trazar tu propia senda, luchar para estar en lo más alto.

[Filosofía]

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